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UN EX ALCALDE


No deja de ser paradójico el que la muerte de una persona pueda llegar a abrir entre los individuos de su más cercano entorno, una etapa de evaluación respecto de la conducta o la trayectoria de quien ha dejado de existir, para calificar en su justa medida aquello en lo que más falló o en lo que logró acertar de manera significativa, produciendo también una suerte de efecto negativo o positivo sobre la sociedad.

El acto de extinción mismo, al apartarnos materialmente de una determinada persona, hace que nuestras fórmulas o raciocinios para establecer juicios, nos orienten a desplazar aquellas circunstancias o tópicos más inmediatos y superficiales sobre quien fallece, para que podamos observar con mayor interés en el fondo o en los contenidos de quien de manera irremediable ha cesado biológicamente.

La noticia del fallecimiento de Hugo Álvarez Sánchez a causa de un infarto, en este octubre de 2021 economista y ex alcalde del joven municipio de Pueblo Bello en el departamento del Cesar, su velación en cámara ardiente en las instalaciones del concejo municipal de Pueblo Bello junto con las demás merecidas honras fúnebres y el acompañamiento masivo de una multitud que silenciosamente en pequeños grupos o de forma individual, hace su propia evaluación sobre los aciertos invisibilizados de la gestión administrativa del fallecido economista durante su periodo como alcalde, nos ponen de presente ante una especie de claridad específica sobre el margen de efectividad logrado por su administración, el cumplimiento idóneo de estándares institucionales, en medio de un territorio con profundos conflictos, inmerso en un área subnacional signada por un imaginario de élites capitalinas sumamente agresivo con respecto a los espacios crecientes para el ejercicio de la participación y la búsqueda de igualdad social.

Gestión a prueba

En cualquier tiempo y cultura, no es fácil gobernar, y mucho menos llegar a gobernar tal como la Constitución Política, las leyes o el sentido común de justicia demandan que debe hacerse en defensa del interés general; bajo esa premisa, dentro de ese ejercicio permanente de convencimiento que debe hacer y debe hacerse el administrador de lo público, el economista Hugo Álvarez Sánchez, al igual que su contemporáneo y también ex alcalde de Pueblo Bello Cesar, el abogado Hugo Rudas Villazón, lograron estar en capacidad de comprender que el manejo responsable y la administración de la res pública, obedecen y demandan a una complejidad de asuntos formalmente institucionales, pero también institucionalizantes, que social y políticamente, legitíman o deslegitíman la visión, la misión, o el desenvolvimiento de una determinada administración.

Para cualquier persona que se precie de ser razonable no es un secreto o una idea errónea el que cientos de municipios colombianos atraviesan actualmente por una profunda crisis de gobernanza y de representación, el municipio colombiano, en su naturaleza, en su estructura desarrolladora de las formas del poder, de la economía, de los distintos imaginarios y de la cultura, es quizás de modo más representativo, la construcción administrativa político-social mediante la cual podemos percibir al Estado colombiano tal y como realmente es.

El municipio de Pueblo Bello Cesar no es ajeno a la profunda crisis que padecen cientos de municipios en nuestro país, siendo fortines de la politiquería, funcionan como máquinas que disminuyen las iniciativas y los espacios necesarios para que se puedan materializar los más diversos derechos económicos, sociales y culturales de las personas.

Consciente de esa anomalía, el ciudadano Hugo Álvarez Sánchez, dueño de sus valientes convicciones, incluso temerarias, se volvió una especie de luz fastidiosa para muchos que han obrado de forma ilegal o incorrecta respecto del manejo y la administración del patrimonio o los bienes públicos.

La memoria enriquecida

Ha partido el ex alcalde, cada una de las personas que llegamos a conocerlo, mantendremos los más personales recuerdos que de un modo u otro lo definían; el primer recuerdo que tengo de él, por ejemplo, me lleva hasta mi infancia, cuando en Pueblo Bello jugando una tarde de sábado en la muralla de la casa de mi abuela Juana Pinto viuda de Villazón, vi llegar a la casa del señor Carlos Sánchez a un individuo afable, elegantemente vestido con saco blazer, contemporáneo con mis primos mayores que estudiaban en Bogotá, a quienes en mis últimas vacaciones en esa ciudad también los había visto vestidos de igual modo, pero esa elegancia de muy tieso y muy majo tenía un objeto especial, Hugo Álvarez, el sociable profesional hijo del respetable comerciante Miguel Álvarez, que llegaba desde Bucaramanga, visitaba aquella tarde a una de las finas hijas del señor Carlos Sánchez, la misma que más tarde sería su esposa, desde luego que todos los niños suspendimos el juego para ser espectadores semidistantes del silencioso espectáculo de un caballero visitando a su princesa.

Transcurrieron los años, un día en calidad de periodista colegial, yo termino siendo observador participativo de una especie de mini consejo de gobierno en la oficina del consecuente economista dentro del edificio de la gobernación del Cesar orientando la coordinación de atención y desastres del departamento, con él, un grupo de primeros profesionales pueblobellanos, atentos seguidores de los consejos del ex ministro de Estado Dr. Crispín Villazón de Armas, en su llamado a tratar de darle resignificación a los modos de gestión y de representación democrática en el departamento del Cesar.

El último encuentro con él, es más próximo en el tiempo, se trata del mes de febrero de 2018 Hugo Álvarez ha respondido a mi invitación desde la Colombia Humana de Gustavo Petro, mucho antes de que en ese mismo año los representantes de una asamblea popular me eligieran como secretario ejecutivo coordinador del progresismo Colombia Humana en Valledupar Cesar, el ex alcalde se presentó de manera puntual a la primera reunión de los distintos sectores de la Colombia Humana en el barrio Dangond de Valledupar. Llegó el momento de su intervención, la claridad y precisión con la cual se desenvolvió, necesariamente debe ser la misma que han de seguir recordando muchos de quienes llegaron a conocerlo. 

Descanse en paz, señor ex alcalde. 


Fabián Vega Villazón.

Escritor y abogado de la Universidad Nacional de Colombia, con Especialización en Derecho Público de la Universidad Externado de Colombia y candidato a Magíster en Derecho de Estado.



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